Soy consciente de que en tema redes sociales manda la inmediatez y que como el chiste del tío tan alto que se comió un yogur y le caducó en su cuerpo, o algo así, en el mundo redes todo caduca al instante. Pero deben disculparme porque he tenido mejores quehaceres estos días como descansar y otros asuntos que tampoco vienen al caso, de modo que he preferido disfrutar de las muestras de cariño y agradecimientos en forma de frases e imágenes, del resto de los mortales en torno a esos inmortales momentos vividos mientras hacíamos “Acordes en la Raya”.
Insisto, aunque puede parecer tarde hoy me toca.
Lo de Francis Lucas y Javato es como cuando tomas un vino dulce antes de comer y en lugar de hacer apetito, ya solo quieres más vino dulce y más vino dulce y se quita hasta el hambre y también las ganas de comer. Risas, risas, humor inteligente, risas, ritmos movidos, risas, humor ácido, risas y así podríamos estar hasta el infinito y más allá. Quien sabe de esto reconoce que es muy difícil este tipo de humor inteligente y puro sin caer en “topicazos” ni bromas de actualidad, humor no perecedero, ritmos alegres: entre la rumba kinki y la canción simpática de autor, que buen feeling tienen y que buen rollo transmiten.
“Costumbrismo extremeño, historias cómicas y cachondeo sin faltar” decían que son una mezcla de Javier Krahe y Faemino & Cansado. Hay tan pocos artistas, con mayúsculas, que consigan esa difícil atmósfera que haciendo un esfuerzo sacamos apenas tres alusiones más de algo semejante: Pepin Tree, Sergio Makaroff o Mansilla y los Espías.
El primer sorprendido con el dúo pacense fue el propio alcalde que venía para un ratito, pero por culpa de ellos se quedó a comer y a cenar. Los Dj muy pros y muy medido el orden, puede parecer raro comenzar con metal, pero mientras muchos comían, con careta endiablada y camiseta de Sabonis la sesión del Gran Apache en plan guerrero de la resistencia, impidió cualquier amago de siesta. Después Tonosone nos ambientaron el clima en clave soulera rockarolera, podía parecer una vuelta al eclecticismos el Funk de LaDy J, pero lo aliñó con sonido motown acoplando el baile de manera muy natural y divertida. Doble V siguieron en esa línea fusionando clásicos ritmanbluseros y algunos más rapiditos de base country, lo que nos llevó en procesión al escenario grande de arriba en busca de rock de carne y hueso.
Las bandas BRUTALES. Cierto que eran apuestas seguras, pero nos la elevaron al cubo.
A los Wavy Gravies les tocó abrir la tarde noche, conscientes de que el mediodía venia exigiendo. Su cóctel fue demoledor, ritmos alegres garajeros, vitalidad a raudales y puesta en escena tremenda, para muchos un puto descubrimiento para otros una confirmación, si no se acercan a avisarles Jorge, Martín y Coco se despachan ellos solitos las cuatro horas previstas de escenario.
Lo de Bo Derek´s es como ese americano de los años 90 que promediaba 30 puntos y 11 rebotes por partido, te acostumbras y parecía fácil, pero… ¿díganme quien lo hace semejante? qué tablas, qué sonido, qué vitalidad, qué buenos…
Jorge y Martín dejan al gran Óscar Avendaño que engrandezca su mito de frontman. Nunca será tan obvio eso de una imagen vale más que… A estas alturas ya deberías de haberlas visto, pues eso.
Anarchicks, tras problemas para salir de Lisboa y algún cruce que no les aviso, llegaron bastante tarde y disfrutaron menos de la jornada, fue subirse al escenario que ya cotizaba alto y desde el primer tema ya sabíamos que había merecido la pena: eléctricas, comunicativas, alegres… qué ganitas tenían ellas también. Cerraron los conciertos en plan… “¿ahora qué?”. Conciertazo.
Y esto fue “Acordes en la Raya 2021”. Tras vivirlo y recordarlo, sé lo que estás pensando y demandando. ¿El año que viene viernes y sábado?
Imagen: Anarchicks. Autor: Fernando Fernández Martín.